Reseña crítica: JÛSAN-NIN NO SHIKAKU (13 Assassins-1963), de un tal Eiichi Kudo, fue un oscuro y poco comentado jidai geki famoso por sus 30 minutos finales a toda acción. Casi medio siglo más tarde, la misma trama es rehecha por el archiconocido Takashi Miike, aumentando sus cuotas de acción y sangre. El argumento se inicia, tal y como en los grandes títulos del género, con explicaciones de incidentes en las que se mencionan varios personajes con sus aspiraciones e intereses de poder. Intentemos dar un pantallazo: Mamiya, vasallo de Akashi, se hace el seppuku frente al palacio del Daimyo en señal de protesta debido a que su amo, Lord Naritsugu (Gorô Inagaki), violó a una criada matando a su esposo. Dado que el violador es hermano menor del Shogun, el escándalo es rápidamente encubierto. Sin embargo, el conflicto surge debido a que en un futuro cercano se espera que Lord Naritsugu ascienda a una posición política encumbrada lo que, debido a su crueldad patológica, podría acarrear en problemático para la paz del Shogunato. La única solución es obrar en las sombras y Sir Doi (Mikijiro Hira) encarga al samurai de principios Shinzaemon Shimada (Kôji Yakusho) que liquide a Sir Naritsugu. Para cumplir semejante misión, recluta a once guerreros, entre los cuales se cuenta su propio sobrino (Takayuki Yamada) y comienza a planificar como dar el golpe. Pero Lord Naritsugu no será fácil de matar. Estará custodiado por un cuerpo de infantería de 70 hombres al mando de su jefe de seguridad, el samurai Hanbei (Masachika Ichimura), otrora competidor de Shinzaemon en el dojo. Ya en marcha por el bosque, al grupo de samurais se le une un cazador marginado - Yûsuke Iseya, en caracterización equivalente al Kikuchiyo de Toshiro Mifune en SHICHI-NIN NO SAMURAI (Los Siete Samurais-1954) de Kurosawa-, con lo que se completa el set de 13 asesinos. Aunque Hanbei, sospechando tal conspiración, consigue un refuerzo y eleva sus tropas a 200 soldados. ¿Llevarán hasta sus últimas consecuencias semejante misión suicida? Tras hora y media de metraje en que el realizador describe las alternativas y motivaciones de las conductas de los personajes, salpicando algún que otro combate, se produce el enfrentamiento final que conlleva los ¾ de hora finales. Se trata de la conjunción de recursos propios del cine de guerra (aunque en este caso, deberíamos decir "de guerrilla"), adosando climáticos combates de espada y todo lo que esto conlleva en cuanto a degollamientos, perforaciones y desgarros. Si bien la línea narrativa no es tan densa y compleja como los films de realizadores paradigmáticos (Mizoguchi, Kurosawa, Fukasaku), es suficientemente sustanciosa como para equilibrarse con la exacerbada acción del final y no resulte una mera excusa argumental. Sin imponer personajes profundos o esquemas intrincados, la trama reviste dinamismo y apreciables momentos de tensión; además brinda elementos argumentales que bien motivan la siempre bienvenida discusión posterior. Poseedor de una filmografía exuberante en films irreverentes en sus formas y atroces en sus temáticas, Miike aquí exhibe un formalismo que será bienvenido por el público masivo. Aunque no olvida a sus fanáticos acérrimos, y se despacha con elementos grotescos (una chica ingiriendo su propia placenta, una jovencita con miembros y lengua amputadas, un personaje que resucita...) mucho más acordes a sus usuales tópicos. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: