Reseña crítica: En algún confín de la Antártida una expedición de seis hombres marcha en pos de conquistar el llamado "Polo de Inaccesibilidad" (P.O.I.), ubicado en cierta remota latitud que, según reza la historia, fuera alcanzado en los años '50 por una expedición soviética. Se tratan de hombres bien preparados, psicológicamente aptos para grandes períodos de aislamiento y físicamente capaces de largas marchas bajo temperaturas infernales (entre 30 y 50º bajo cero). Sin embargo, todo comienza a andar mal cuando se topan con los restos de una expedición inglesa que recorrió infructuosamente esas soledades en 1922. Uno de los miembros de la expedición recoge un enmohecido diario en que está reflejado el derrotero estéril de aquellos mártires. El capitán (Song Kang-Ho) comienza a meter presión a los hombres, ya que hay que aprovechar las pocas semanas de sol que queden antes que comience la eterna noche polar. Esta presión se traduce en un enrarecimiento del anterior clima de camaradería, alucionaciones, roces y cambios de conducta. A pesar que el gélido clima impide la existencia de virus, uno de los hombres sufre náuseas y cae enfermo. El capitán ordena reanudar la marcha al otro día, y el enfermo se retrasa por debilidad. Uno de los hombres regresa para buscarlo y no lo encuentra: ha desaparecido. ¿Será su pérdida suficiente motivo para regresar o pedir ayuda? Inflexible, el capitán redobla la apuesta ordenando seguir a toda costa, aumentando la inestabilidad emocional del grupo y provocando un clima agobiante (que se transmite más allá de la película) que será el comienzo de una verdadera tragedia. Transcurriendo íntegramente en terreno helado (en verdad, parajes de Nueva Zelanda), la película propone ambiciosas metas de provocar tensión con tan solo seis actores a lo largo de todo el filme. La magistral fotografía inspira soledad y ausencia emocional, en tanto que el director supo administrar dos o tres momentos de tensión (principalmente caídas de expedicionarios en grietas en la nieve) a lo largo de eternos tramos de diálogos secos y tan gélidos como el frío polar. El argumento toca varias vetas narrativas que parecen suponer presencias sobrenaturales, fantasmas del pasado o una fuerza monstruosa que, oculta, acecha en busca de sangre. Tales suposiciones debieron ser más sutilmente reflejadas en la película, ya que hay lugares inhóspitos en los que no tienen acceso ni espectros ni monstruos, tan solo el ser humano y las contradictorias fuerzas emotivas que son sus motivaciones. [Cinefania.com]
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